La importancia de la inteligencia emocional en el rendimiento académico | Salestarrak Magale Urnieta
Una niña trabaja la inteligencia emocional

La importancia de la inteligencia emocional en el rendimiento académico

Bachillerato, Infantil, Primaria

Llamamos ‘inteligencia emocional’ a la capacidad del ser humano de entender emocionalmente tanto a uno o una misma como a otras personas. Una habilidad que, sin duda, repercute tanto en las notas del alumnado como en su vida cotidiana. Te explicamos todo lo que debes saber sobre esta inteligencia tan importante para nuestros hijos e hijas.

Los padres y madres de hoy en día buscan que sus hijas e hijos estén satisfechos con lo que hacen y sean felices tanto con sus vidas como con las personas que interactúan en el día a día en las relaciones sociales así como en las laborales. Para ello, actualmente cada vez más se pone énfasis en conceptos nuevos como la inteligencia emocional al tiempo que se han relegado otros del siglo pasado, tales como los cognitivos y académicos.

¿Cuál es la inteligencia emocional de tu hijo/hija?

No en vano, cada vez se exige de nuestros hijos e hijas una mayor capacidad de adaptación a situaciones nuevas, toma de decisiones eficaz y un desarrollo de nuevas competencias que les permitan resolver cualquier circunstancia de la vida. De esta manera, ellos y ellas podrán cubrir sus necesidades y dar respuestas propias. Asimismo, serán conscientes de que toda situación conlleva vivencias así como emociones que ofrecen bienestar social y personal.

unas niñas juegan con sus juguetes trabajando el cerebro

Es por todo ello que en las últimas décadas la vinculación entre inteligencia emocional y rendimiento académico es un tema de gran interés para la investigación educativa en el ámbito psicológico. De hecho, se ha demostrado que el desarrollo emocional y social son de vital importancia en el desempeño y rendimiento académico. 

Tanto es así, que en las últimas décadas estamos viviendo un gran incremento del interés por los aspectos emocionales en el desarrollo de la persona: la vieja dicotomía ‘razón-emoción’ hace tiempo que se dejó atrás, y hoy somos cada vez más conscientes de la influencia mutua entre los procesos cognitivos y emocionales. 

Es innegable, por tanto, que tanto la inteligencia emocional como el bienestar emocional y social derivado de la misma son de vital importancia para el éxito individual así como colectivo. Pero, ¿de dónde viene dicho término? ¿A qué se refiere, concretamente? Si revisamos el surgimiento y desarrollo del concepto de inteligencia emocional, los primeros usos del término se han encontrado en un trabajo realizado por Leuner en 1966 y en otro de Payne en 1986 (citado por Mayer, Salovey y Caruso, 2000). Sin embargo, no tuvieron trascendencia posterior. 

El concepto ‘inteligencia emocional’ como tal apareció formalmente definido en 1990, exactamente, en un artículo de Peter Salovey y John Mayer. En dicho texto, lo definían como “un tipo de inteligencia social que incluye la habilidad de supervisar y entender las emociones propias y las de los demás, discriminar entre ellas y usar la información (afectiva) para guiar el pensamiento y las acciones de uno” (Salovey y Mayer, 1990, p.189). 

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Niños y niñas juegan mientras trabajan la inteligencia emocional

Cinco años más tarde, Daniel Goleman publicó su bestseller ‘Inteligencia emocional’, donde afirmaba que existen habilidades mejores a la inteligencia académica a la hora de alcanzar un mayor bienestar laboral, personal, académico y social (Goleman, 1995). La publicación del libro de Goleman marcó un antes y un después en el campo de la Inteligencia emocional y rendimiento académico.

Concretamente, en la siguiente tabla se recogen los modelos de inteligencia emocional más relevantes:

Mayer y Salovey (1997)  Bar-On (1997)  Goleman (1995) 
Definición  Definición  Definición 
Es un conjunto de habilidades que explican las diferencias individuales en el modo de percibir y/o comprender nuestras emociones. Más formalmente, es la habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud; la habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento para comprender emociones y razonar emocionalmente, y, finalmente, la habilidad para regular emociones propias y ajenas (Mayer y Salovey, 1997, pág. 10)  IE es […] un conjunto de capacidades no-cognitivas, competencias y destrezas que influyen en nuestra habilidad para afrontar exitosamente las presiones y demandas ambientales. (Bar-On, 1997, pág. 14)  IE incluye autocontrol, entusiasmo, persistencia y la habilidad para motivarse a uno mismo […]. Hay una palabra pasada de moda que engloba todo el abanico de destrezas que integran la IE: el carácter (Goleman, 1995, pág. 28) 
Habilidades integrantes  Habilidades integrantes  Habilidades integrantes 
 Percepción, evaluación y expresión de las emociones  Asimilación de las emociones en nuestro pensamiento 

 Comprensión y análisis de las emociones 

 Regulación reflexiva de las emociones 

 Habilidades interpersonales  Habilidades intrapersonales 

 Adaptabilidad 

 Manejo del estrés 

 Estado de ánimo general 

 Conocimiento de las propias emociones  Manejo emocional 

 Automotivación 

 Reconocimiento de las emociones en otros 

 Manejo de las relaciones interpersonales 

 

Bien es cierto también que no todas las personas que investigan la vinculación emocional y rendimiento académico ven una relación directa entre ambos, pero sí una influencia significativa. 

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Sin entrar a estudiar de forma pormenorizada las investigaciones que han estudiado dicha correlación, citamos a continuación un resumen de las conclusiones a las que llegado las y los investigadores de dicha vinculación:

  • Prácticamente todas las investigaciones al respecto afirman la relación entre Inteligencia Emocional y Rendimiento Académico, pero difieren si la relación entre ambos constructos es directa e indirecta: mientras los primeros ven una clara y directa relación entre ambos; los segundos indican de que el Rendimiento Académico es un hecho complejo en el que intervienen múltiples variables o factores y, por tanto, no tienen claro que la relación sea directa y simple. 
  • Las emociones forman parte importante de la vida psicológica del alumno o alumna y tiene una alta influencia en la motivación académica y en las estrategias cognitivas (adquisición, almacenamiento, recuperación de la información, etc.) y por tanto en el aprendizaje y rendimiento.
  • Existen investigaciones que plantean que un estudiante puede tener muy buenas habilidades cognitivas, pero si no tiene desarrolladas habilidades emocionales que le capaciten regular las emociones, sobre todo en momentos de estrés, tales como exámenes u otras actividades de evaluación, se verá influenciado de forma negativa en alguna proporción al no haber sido capaz de sobrellevar esa situación de estrés.
  • Parece evidente que en aquellas profesiones y futuras profesionales que implique relacionarse con personas desde una postura cercana, sensible así como comprensiva, y garanticen esos vínculos con las personas, tienen un porcentaje alto de éxito profesional y social. Es razonable pensar, por tanto, que aquellos alumnos o alumnas con dificultad de regular sus emociones y que presentan un comportamiento impulsivo, tengan una mayor probabilidad de experimentar dificultades en su adaptación a su entorno social, la escuela y, posteriormente, al trabajo.
  • La hipótesis de la existencia de diferencias de género 
  • En los últimos años existe un cambio de paradigma en la educación y en los educativos en particular donde se  acentúa asumir al ser humano como integral, lo que implica la necesidad de una formación completa que enfatice, además del desarrollo cognitivo y la adquisición de conocimientos, aspectos interaccionales y afectivos.
  • La adquisición de conocimientos meramente académicos no es suficiente para conseguir el éxito escolar, es por ello que deben integrarse la adquisición de habilidades emocionales de forma regulada en el sistema escolar.
  • Aunque la escuela es un contexto adecuado para la educación de las emociones, no se debe delegar la responsabilidad total en los centros educativos, olvidando el papel fundamental que desempeña la familia. La implicación y actuación de forma coordinada entre familia-escuela es fundamental en la consecución del éxito escolar y social de nuestros niños/as-.niños y niñas observan a la profesora mientras desarrollan su inteligencia emocional