Estimulación temprana: desarrollar el cerebro nada más nacer
Esta metodología tiene como objetivo desarrollar el cerebro infantil a través de varios estímulos cerebrales que se trabajan desde la infancia. Consiste en reforzar sus conexiones neuronales, ya que el cerebro presenta mucha plasticidad desde que nacemos, sobre todo en niños y niñas de 0 a 6 años. Trabajarlo desde dicha edad es sumamente importante para que las personas puedan desarrollarse en edad adulta de forma libre y crítica.
En los primeros años de vida de los niños y niñas es imprescindible el contacto, el cariño y el amor. Hemos de satisfacer sus necesidades para conseguir así su pleno desarrollo como personas. De hecho, el cerebro incrementa con el uso y la fase de mayor plasticidad o ampliación finaliza a los seis años.
Si el cerebro de un recién nacido o nacida pesa 350 gramos, en tres años llega a un kilo y trescientos gramos. En edad adulta, en cambio, llega a alcanzar un kilo y medio. Por ello, es evidente que los primeros años de vida son fundamentales en el desarrollo del cerebro. Con dichos ejemplos se puede apreciar la plasticidad del niño o la niña desde que nace hasta que alcanza la edad de seis años.
Lo mismo ocurre con las redes neuronales. De hecho, cuando somos niños o niñas nuestras redes neuronales son muy escasas y cuanto mayor es la estimulación, mayores conexiones neuronales se podrán adquirir. Es así como fortalecemos la red neuronal. Ello no es fácil de evaluar, por lo que no hará falta llegar a objetivos concretos. Por el contrario, ofrecer diversos estímulos será, sin duda, lo mejor para los y las pequeñas.
El médico Glenn Doman (1919-2013) fue quien comenzó a hablar de la estimulación temprana, ya que Doman se dio cuenta, en concreto, de que los problemas de las personas con parálisis cerebral no eran por sus partes del cuerpo, sino por el cerebro, exactamente. Porque nuestro cerebro es dinámico y cambiante. Actualmente conocemos mucho más sobre la neuroplasticidad: sabemos que los niños y niñas, cuando son pequeños, su neuroplasticidad es mucho mayor.
Por ello, Doman se dio cuenta de que si los niños o niñas que tenían problemas trabajaban bien su cerebro, mejoraban. asimismo, también se percató de que al resto de niños y niñas tampoco se les realizaba un correcto trabajo para ayudar a su desarrollo cerebral.
Por lo tanto, se ha estudiado que el niño o niña puede aprender cualquier cosa, siempre que se le enseñe de una manera adecuada. Porque Glenn Doman siempre pensó que los niños y niñas así como sus madres y/o padres tienen que estar juntos, esto es, pasar mucho tiempo juntos. A ello también se le llama ‘estimulación precoz’.
Existen numerosos estudios y evidencias científicas en torno a ello. Así, quienes no han tenido contacto físico o emocional de recién nacido, o no han tenido el apego adecuado con sus padres y/o madres, pueden tener posteriormente problemas en su desarrollo motor, lingüístico o intelectual. También problemas de actitud.
Estimulación, en su medida
Por lo tanto, según la estimulación precoz, la solución no sería nunca sobreestimulación, sino una estimulación en su correcta medida, ya que, al fin y al cabo, esto también puede influir negativamente. Debemos ofrecer varias estimulaciones, siempre con cariño y un control. Y es que, cuando los niños o niñas son pequeños, es muy importante el contacto físico, darles cariño y satisfacer sus necesidades. He ahí la clave de esta metodología llamada ‘estimulación precoz’.
Lo que también conseguimos con el cerebro es llevar a cabo el trabajo entre dos hemisferios, ya que la inteligencia depende de dos factores. Por un lado, lo recibido por herencia, que es genética. Y, por otro lado, el entorno, que estimula el cerebro. Aplicándolos podemos conseguir un cerebro con una potencialidad real.
Estimulación a través de los sentidos
Pero ¿qué es un estímulo? Cualquier información recogida a través de los sentidos, concretamente. Cualquier acción, cualquier gesto que el niño o la niña reciba del exterior, puede ser estímulo. Así, cuanto más variados son los estímulos, más ricos son para nuestros hijos e hijas.
Sin embargo, la eficacia de la estimulación está directamente relacionada con el amor recibido. Es decir, si el niño o la niña no se siente a gusto y confortable, ese estímulo recibido no será nada productivo. Por lo tanto, la estimulación es aportar al cerebro cualquier cosa que necesite para desarrollarse. Al final, lo más enriquecedor es ofrecer numerosos estímulos y recibirlos de sentidos diferentes; hasta que adquieran la excelencia de su cerebro.
Estimulación precoz, adulta y libre
Entonces, ¿cuál es el objetivo de la estimulación? Concretamente, la creación de personas adultas libres. Personas adultas con capacidad de elección y posibilidades de desarrollo. En resumen, la estimulación da velocidad a la red neuronal, mejorando sus funciones. En una palabra: inteligencia. También aumenta el número de sinapsis en la red neurológica. En ella se desarrollan las dendritas y le dan estructura al cerebro. De ahí que exista una relación muy directa entre estimulación y desarrollo e inteligencia.
En cualquier caso, no estamos buscando niños y niñas que crezcan temprano o rápido, ni superdotados. En absoluto. Nuestro deseo: educar a niños y niñas felices, con capacidad y potencialidad; y en la medida de lo posible, con un desarrollo adecuado en los aspectos neuronal, motor y social.
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La estimulación tiene tres características. La primera, la duración. El tiempo al que dedicamos la estimulación no debe ser muy largo, pero tampoco muy corto. Pero, por tanto, deberá tener una duración limitada.
En segundo lugar, la intensidad. Ello también en el tamaño de la estimulación. Por ejemplo, si es auditiva, no a un volumen muy alto. Si es del tacto, no necesita ser muy fuerte. No en vano, hay que ofrecer estímulos de tamaño a los niños y niñas. Por último, se encontraría la frecuencia; cada cuánto tiempo. Habría que tomar momentos pequeños y no muy largos a lo largo del día.
La estimulación ayuda a aumentar la red neurológica de nuestro cerebro. ¿Cómo? Mejora la estructura del cerebro y mejora la mielinización. Por lo tanto, a través de la estimulación temprana mejoramos las funciones del cerebro. La información que tenemos en nuestro cerebro pasará de una neurona a otra más rápida y robusta.
¿Qué podemos conseguir con la estimulación precoz? Desarrollo físico, emocional y mejora neurológica. Pero esto no significa que aumentaremos el número de neuronas, sino las conexiones entre ellas, que serán más sólidas al crear una red neuronal. De hecho, a los tres años el 30% de la mielinización de las neuronas está realizada. En consecuencia, es importante que el cerebro inicie la estimulación precoz de los recién nacidos para formar una futura ciudadanía libre y crítica.